Los héroes estaban agazapados tras una colina baja, a poco más de un kilómetro de la puerta de Dol Rhugar. En torno a ellos se encontraban los prisioneros que habían rescatado de los campos de esclavos que rodeaban la fortaleza. Esperaban al amparo de la noche una señal de ataque. Arador el gondoriano había pensado en un plan para infiltrarse en la ciudad. Se llevó con él a Edrahil el elfo y a Farin el enano. los tres iban a reunir a los prisioneros del interior de la ciudad para abrir la puerta. La señal para comenzar el ataque total sería un único toque de cuerno largo.

Mientras los héroes esperaban la señal, pensaron en la cadena de acontencimientos que los habían llevado a este momento.

-Tengo la sensación de que algún destino nos ha traído a este lugar -dijo uno de los héroes mientras miraba a sus compañeros-. ¿Cómo si no podríamos haber reunido un ejercito a las puertas de la fortaleza de Ulchor, en pleno interior de Mordor, y estar listos para lanzar un ataque sorpresa?