El Cazador de Sueños y su flota tardaron varios días en llegar a la costa de Umbar. Con las velas de la flota reparadas, lograron aprovachar toda la fuerza del viento. Para cuando vieron la primera torre de vigilancia en la costa, estaban agotados. Pero sabían que no tenían más elección que seguir adelante, pues se habían adentrado mucho en aguas de los corsarios, y no había vuelta atras.

-¡Allí! -gritó uno de los marineros elfos desde la proa del barco. Señalaba hacia el sur, pues sus agudos ojos habían visto algo a través de la niebla nocturna-. ¡El Tormentera! ¡Lo hemos alcanzado!