Mientras Aragón y sus compañeros se apresuraban por llegar al puerto de Pelargir en el Anduin. Sauron había ordenado por fin el gran asalto que llevaba tanto tiempo preparando para destruir Gondor y derrotar definitivamente al Oeste. Los orcos que salían por la Puerta Negra invadieron la fortaleza insular de Cair Andros, y la hueste principal de Mordor partió de Minas Morgul con el Capitán Negro a la cabeza, el Rey Brujo de Angmar.

Denethor, Senescar de Gondor envío sus mensajeros al rey Théoden del Sagrario para pedirle que todas sus fuerzas acudieran a Minas Tirith, y encendieron todos los juegos de señales que había entre Gondor y Rohan. Entretanto, hombres de los feudos más exteriores de Gondor llegaron a Minas Tirith para reforzar la guarnición de la ciudad. Aun así, enviaron menos fuerzas de las esperadas, pues los corsarios estaban amenazando la costa.

Así pues, el Rey Brujo no encontró a los hombres de Gondor sin prepararse para el asalto, pero sí grandemente sobrepasados ante la hueste de Mordor. La víspera del ataque el Monte del Destino escupió fuego, unas nubes negras oscurecieron el cielo y la noche cayó sobre Minas Tirith. A menos que alguna ayuda más allá de toda esperanza llegara tiempo a la Ciudad Blanca, Gondor caería irremediablemente…