Tras escapar de su cautiverio en las mazmorras de los trasgos del Monte Gram y de una muerte helada en los crueles Páramos Fríos a manos de hambrientos trolls, los héroes llegaron por fin al bosque de Rhudaur. La compañía recorrió un buen trecho durante varios días, y el buen tiempo y la abundancia de comida los motivaron a viajar a buen ritmo. Pero independientemente de la cantidad de lenguas atravesadas, la oscura presencia y el miedo que notaban en algún rincón de su mente desde que huyeran del Monte Gram no dejaban de acecharlos. Cuando dormían, les acosaban espantosas pesadillas, y cada momento de vigilia estaba lleno de la sensación de ser perseguidos.